sábado, 12 de septiembre de 2009

Comienzo de las tutorías de carrera en la UAM

Dentro de dos días comienzan las clases del curso 2009/10 de los nuevos Grados en la Universidad Autónoma de Madrid y, con ellas, entre otras cosas, las tutorías de carrera, que pretenden el seguimiento y la orientación de los estudiantes por parte de un profesor-tutor desde que empiezan hasta que acaban sus estudios de Grado.

Aunque no puedo decir que los acontecimientos de los últimos años relacionados con la implantación de los nuevos Grados y la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior hayan servido para infundirme ánimos, sino más bien lo contrario, por la forma en que se han llevado a cabo (en otro sitio lo comentaré, pero básicamente yo lo he percibido como un gran juego de guardar las apariencias), he conservado los ánimos suficientes para ofrecerme voluntario en la primera "promoción" de profesores-tutores y el caso es que la próxima semana comenzaré a ejercer como tal con diez estudiantes recién ingresados, que llegarán frescos como rosas, alegres y llenos y llenas de ilusión por empezar una carrera en la Universidad Autónoma de Madrid. Cómo profesor-tutor suyo, mi responsabilidad es aún mayor que la del resto de profesores en que no pierdan esa ilusión sino que la amplíen y la fundamenten, en que se formen sólidamente como ciudadanos, como universitarios y como químicos y químicas profesionales en este caso.

¿Y qué sé yo de tutorías de carrera? Pues más bien poco, pero si estoy entrenado para algo es para aprender, así que todo será cuestión de ponerse manos a la obra y formarse como tal, colaborar, y trabajar con entusiasmo. En la UAM hemos recibido un cursillo, si se puede llamar así a dos o tres horas de presentaciones y conversación, y algo de material. Y le hemos dedicado tiempo a bucear en él, a pesar de que tiempo es lo que más nos falta a los profesores de universidad, que preparamos e impartimos clases y laboratorios, hacemos investigación, dedicamos no pocas horas semanales a la gestión y "dominamos hasta casi la perfección todas las tareas de secretariado" a base de tanto ejercicio.

¿Cuánto he avanzado? Algo. Tengo claros los objetivos, o eso creo, más allá del fraseo de los documentos del Plan de Acción Tutorial en la jerga distante de algunos profesionales de la pedagogía. Sí, creo que tengo claros los objetivos de mi acción tutorial. Que los estudiantes se integren en la UAM, en lo más profundo del significado de la palabra. Que participen en las actividades universitarias. Que aprovechen al máximo los recursos que tienen a su disposición. Y qué reciban de mí el apoyo que se les debe como estudiantes, especialmente en los momentos críticos y de tomas de decisión. Tengo claros los asuntos que no son propios de la tutoría de carrera. Y tengo claro que mi función no es la de un consejero que piensa, contrasta, concluye y propone una decisión a quien tiene que tomarla, el/la estudiante en este caso. No. No se trata de dar consejos, sino de ayudar a los estudiantes a que tomen sus propias decisiones, facilitándoles que consideren todas las opciones posibles ante una decisión y ayudándoles a seguir una proceso lógico y completo en la toma de decisión. Escuchar (escuchar activamente, aprendí), preguntar. Los instrumentos principales deben ser escuchar y preguntar, pero ¡qué difícil es saber escuchar y saber preguntar!

Para ir avanzando, y quizá para sentirme más seguro, he elaborado un par de documentos a partir de otros ofrecidos por el Vicedecano de Prácticas Externas y por el experto en tutorías de carrera Benito del Rincón, de la Universidad de Castilla La Mancha, y de contribuciones propias. La previsión es tener tres reuniones con los diez estudiantes simultáneamente a lo largo del curso (tutorías en grupo) más reuniones con los estudiantes uno a uno (tutorías individuales). Los documentos, que he subido a Google Docs, son para la primera reunión de la tutoría en grupo. El primero es un acta de la primera reunión de tutoría, en el que lo más importante es la existencia de un orden del día y, quién sabe, quizá las conclusiones que se escriban tras la reunión lo sean también. El segundo es una lista de cuestiones de la primera reunión de tutoría que los estudiantes irán respondiendo en la medida de su interés y su voluntad. No se trata de sentarse y ponerse a escribir, no. La idea es charlar, ir sacando los temas uno a uno, que hablen ellos y me limite yo a lanzar preguntas, a provocar, y que, una vez cerrado un tema, escriban sus respuestas sobre el mismo y pasemos a charlar sobre el siguiente tema. Al final de la tutoría las hojas de cada estudiante se meterán en una carpetilla de papel que constituirá a partir de ese momento su historial de tutoría. Un historial que es un documento privado y confidencial, tanto como los datos de salud en manos de sus médicos. Será interesante observar los historiales al paso de los años.

Será interesante ver madurar académicamente a estos diez estudiantes. Será un motivo de satisfacción.

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