domingo, 11 de septiembre de 2011


¿Qué dosis de radiación recibimos? ¿De dónde procede? 

Aquí presento mi traducción personal al castellano de la parte referente al cuadro de dosis medias anuales y rangos de dosis individuales, así como del apartado del accidente de Chernobyl , del informe “Sources and Effects of Ionizing Radiation” (Fuentes y efectos de la radiación ionizante), que elaboró el Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica para la Asamblea General. En informe original completo puede encontrarse en http://www.unscear.org/unscear/en/publications/2008_1.html


Tabla 1 [del informe]. Dosis medias anuales y rangos de dosis individuales de radiación ionizante según su origen (en Milisieverts a)
Origen o modo
Dosis media anual (mundial)
Rango típico de dosis individuales
Comentarios
Fuentes de exposición naturales
Inhalación (gas radón)
1,26
0,2-10
La dosis es mucho más alta en algunas viviendas.
Externa terrestre
0,48
0,3-1
La dosis es más alta en algunos lugares.
Ingestión
0,29
0,2-1

Radiación cósmica
0,39
0,3-1
La doses se incrementa con la altitud.
Total natural
2,4
1-13
Grupos de población considerables reciben 10-20 milisieverts (mSv).
Fuentes de exposición artificiales
Diagnosis médica (no terapia)
0,6
0-varias decenas
Los promedios van de 0,03 a 2,0 mSv según los diferentes niveles de atención médica; los promedios de algunos países son más altos que los debidos a fuentes naturales; las dosis individuales dependen de análisis específicos.
Pruebas nucleares atmosféricas
0,005
Todavía se dan algunas dosis más altas en torno a los lugares de las pruebas
Los promedios han caído desde un valor pico de 0,11 mSv en 1963.
Exposición ocupacional
0,005
~0-20
La dosis media de todos los trabajadores es 0,7 mSv. La mayor parte de la dosis media y la mayor parte de las altas exposiciones se debe a radiación natural (específicamente radón en minas).
Accidente de Chernobyl
0,002 b
En 1986, la dosis media de más de 300.000 trabajadores de rescate era de casi 150 mSv; más de 350.000 individuos adicionales recibieron dosis mayores de 10 mSv.
La media en el hemisferio norte ha descendido desde un máximo de 0,04 mSv en 1986. Las dosis en tiroides fueron mucho mayores.
Ciclo de combustible nuclear (exposición pública)
0,0002 b
Las dosis llegan hasta 0,02 mSv en grupos críticos a 1 km de algunos reactores nucleares.

Total artificial
0,6
Desde básicamente cero hasta varias decenas
Las dosis individuales dependen sobre todo del tratamiento médico, la exposición ocupacional y la proximidad a lugares de pruebas o accidentes.
a Unidad de medida de dosis efectiva.
b Radionucleidos dispersados globalmente. El valor del ciclo de combustible nuclear representan la dosis máxima anual per capita para el público en el futuro, suponiendo que la práctica continúa durante 100 años y procede principalmente de radionucleidos de larga vida dispersados globalmente al emitirse durante el reprocesamiento del combustible nuclear y el funcionamiento de las centrales nucleares.


[A continuación copio un gráfico sobre estos datos que publicó la IAEA, Agencia Internacional de la Energía Atómica, en su página de Facebook (http://www.facebook.com/iaeaorg) y que no forma parte del informe.]



Apartado B del informe. Los párrafos siguen la misma numeración que en el informe original.

B. Accidente de Chernobyl.

70. El accidente de 1986 en la central nuclear de Chernobyl en la antigua Unión Soviética fue el más severo de tales accidentes en la historia de la energía nuclear civil. Dos trabajadores murieron de las secuelas inmediatas y 134 trabajadores de la central y personal de emergencias sufrieron síndrome de radiación agudo, que resultó fatal para 28 de ellos. Varios cientos de miles de trabajadores participaron después en los trabajos de recuperación.

71. El accidente causó la mayor emisión radiactiva descontrolada al medio ambiente que se haya registrado para una operación civil; grandes cantidades de sustancias radiactivas fueron emitidas a la atmósfera durante unos 10 días. La nube radiactiva creada por el accidente dispersó cantidades sustanciales de material radiactivo sobre todo el hemisferio norte y las depositó en grandes áreas de la antigua Unión Soviética y otras partes de Europa, contaminando tierra, agua y biota [N. del T.: toda la vida animal y vegetal de un área] y causando trastornos sociales y económicos particularmente serios a grandes segmentos de la población en los países que hoy se conocen como Bielorrusia, Federación Rusa y Ucrania. Dos radionucleidos, el yodo-131 de corta vida (con una vida media de 8 días) y el cesio-137 de larga vida (con una vida media de 30 años), fueron particularmente significativos a causa de la dosis de radiación que llevaron a la gente. Sin embargo, estas dosis fueron bastante diferentes para los dos radionucleidos: las dosis tiroidales del yodo-131 llegaron hasta varios grays a las pocas semanas del accidente, mientras que las dosis de cuerpo entero del cesio-137 llegaron hasta unos pocos cientos de milisieverts a lo largo de unos pocos años posteriores. [N. del T.: el gray es una unidad de dosis absorbida mientras que el sievert es una unidad de daño biológico. (http://es.wikipedia.org/wiki/Sievert)]

72. La contaminación de leche fresca con yodo-131 y la falta de una toma de medidas temprana condujo a altas dosis tiroidales, particularmente entre niños, en la antigua Unión Soviética. A largo término, principalmente debido al cesio radiactivo, la población en general también estuvo expuesta a la radiación, tanto externamente, de los depósitos radiactivos, como internamente, por consumo de alimentos contaminados. Sin embargo, las dosis de radiación a largo plazo resultantes fueron relativamente bajas (la dosis adicional media en el periodo 1986-2005 en “áreas contaminadas”12 de Bielorrusia, Federación Rusa y Ucrania fue de 9 mSv [milisievert], aproximadamente equivalente a la de una prueba de médica de tomografía computerizada. No obstante lo anterior, el trastorno severo causado por el accidente tuvo un gran impacto social y económico y dio lugar a gran angustia entre la población afectada.

73. Desde el accidente, la comunidad internacional ha hecho esfuerzos sin precedente para evaluar la magnitud y las características de los efectos que, a través de la radiación, ha tenido sobre la salud. Se han lanzado muchas iniciativas, incluyendo las de la Organización Educacional, Científica y Cultural de las Naciones Unidas (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (WHO) [OMS], la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y la Comisión Europea, para entender mejor las consecuencias del accidente y ayudar a su mitigación. Los resultados de esas iniciativas se sintetizaron en una conferencia internacional sobre el tema: “Una década después de Chernobyl: resumiendo las consecuencias del accidente”, que tuvo lugar en Viena del 8 al 12 de abril de 1996. La conferencia fue cofinanciada por la OMS, la IAEA y la Comisión Europea en cooperación con las Naciones Unidas, el Comité Científico de la Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica, la Organización de las Naciones Unidas de Alimentos y Agricultura [FAO], la UNESCO y la Agencia de Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo [OCDE]. En las evaluaciones científicas internacionales se alcanzaron conclusiones ampliamente similares sobre la extensión y el carácter de las consecuencias del accidente.

74. La primera vez que el Comité consideró las consecuencias radiológicas iniciales del accidente fue en su informe de 1988. En su informe del año 2000, el Comité proporcionó una descripción detallada de la situación tal y como se conocía en ese momento. Con posterioridad a la publicación de ese informe, ocho organizaciones y entidades del sistema de Naciones Unidas 14 (incluyendo el Comité) y los tres Estados afectados organizaron el Forum Chernobyl, que tenía que generar declaraciones con autoridad, consensuadas, sobre  las consecuencias medioambientales y sobre la salud atribuibles a la exposición a la radiación y proporcionar asesoramiento sobre asuntos tales como la reparación medioambiental, programas de salud especiales y actividades de investigación. El trabajo del Forum Chernobyl  fue evaluado en una conferencia internacional con el tema “Chernobyl: mirando atrás para seguir adelante; hacia un consenso en las Naciones Unidas sobre los efectos del accidente y el futuro”, que tuvo lugar en Viena el 6 y 7 de septiembre de 2005. En la conferencia, todas las evaluaciones anteriores sobre la escala y el carácter de las consecuencias del accidente sobre la salud derivadas de la radiación se reconfirmaron, básicamente.

75. El objetivo del Comité en la evaluación presente es proporcionar una revisión con autoridad y definitiva de los efectos sobre la salud observados hasta la fecha que son atribuibles a la exposición a la radiación debida al accidente y una clarificación de la proyección de efectos potenciales, teniendo en cuenta los niveles, tendencias y patrones de las dosis de radiación de las poblaciones expuestas. A ese fin, el Comité evaluó información relevante que comenzó a estar disponible después de su informe del año 2000 y comprobó que las suposiciones usadas previamente para evaluar las consecuencias radiológicas no se contradecían con las observaciones. También reconoció que algunos detalles sobresalientes merecían un escrutinio adicional y que su trabajo para aportar las bases científicas de una mejor comprensión de los efectos del accidente sobre la salud y en medioambiente relacionados con la radiación necesitan continuarse.

76. Aunque se dispone de un volumen considerable de nuevos datos de investigación, las conclusiones principales sobre la escala y la naturaleza de las consecuencias sobre la salud del accidente de Chernobyl son esencialmente consistentes con los informes del Comité de los años 1988 y 2000. Las conclusiones son las siguientes:

(a) Un total de 134 trabajadores de la central y trabajadores de emergencias recibieron altas dosis de radiación que dieron lugar a un síndrome de radiación agudo (ARS), muchos de los cuales también sufrieron lesiones de piel debidas a la radiación beta;

(b) Las dosis altas de radiación resultaron fatales para 28 de esas personas in los primeros meses tras el accidente;

(c) Aunque 19 supervivientes del ARS habían muerto en 2006, esas muertes tuvieron diversas causas que normalmente no se han asociado con la exposición a la radiación;

(d) Las lesiones de piel y las cataratas relacionadas con la radiación estuvieron entre las principales secuelas de los supervivientes del ARS;

(e) Aparte de los trabajadores de emergencias, varios cientos de miles de personas estuvieron involucradas en las operaciones de recuperación pero, aparte de indicios de un incremento en la incidencia de leucemia y de cataratas entre quienes recibieron dosis más altas, no hay hasta la fecha ninguna evidencia coherente de efectos sobre la salud que puedan ser atribuidos a exposición a la radiación;

(f) Un incremento sustancial de la incidencia del cáncer de tiroides entre las personas expuestas a la radiación relacionada con el accidente, como niños o adolescentes de 1986, ha sido observada en Bielorusia, Ucrania y cuatro de las regiones más afectadas de la Federación Rusa. En el periodo 1991-2005, se dieron a conocer 6.000 casos, de los que una porción sustancial podrían ser atribuidos a la ingestión de leche contaminada con yodo-131 en 1986. Aunque la incidencia de cáncer de tiroides continua incrementándose en este grupo (ver figura X sobre la tendencia en Bielorrusia), hasta 2005 sólo 15 casos resultaron fatales;

(g) Entre el público en general, hasta la fecha no ha habido ninguna evidencia coherente de ningún otro efecto sobre la salud que pueda ser atribuido a la exposición a la radiación.

77. Aunque se han publicado predicciones basadas en modelos sobre posibles incrementos de la incidencia de cáncer entre la población general, en todos los grupos de población considerados las dosis son relativamente pequeñas y comparables con las dosis resultantes de la exposición al fondo de radiación natural. El Comité ha decidido no usar modelos para proyectar números absolutos de los efectos sobre poblaciones expuestas a bajas dosis, porque las incertidumbres de esas predicciones son inaceptables. Sin embargo, el Comité considera que es apropiado continuar la vigilancia.

78. Basándose en 20 años de estudios, es posible reconfirmar las conclusiones del informe del Comité del año 2000. Esencialmente, las personas que fueron expuestas cuando niños a yodo radiactivo desde el accidente de Chernobyl y los trabajadores de emergencias y operaciones de recuperación que recibieron altas dosis de radiación tienen incrementado el riesgo de efectos inducidos por la radiación. La mayoría de los residentes del área fueron expuestos a un bajo nivel de radiación comparable a unas pocas veces más alto que los niveles anuales del fondo de radiación natural y no necesitan vivir con el temor de serias consecuencias de salud.



Figura X. Incidencia de cáncer de tiroides entre gente de Bielorrusia que era niño o adolescente en el momento del accidente de Chernobyl, 1986-1990, 1991-1995, 1996-2000 y 2001-2005.


79. El Comité considera su más reciente evaluación como un importante punto de referencia para el Coordinador de Cooperación Internacional en Chernobyl de las Naciones Unidas para responder al requerimiento de la Asamblea General  señalado en el párrafo 16 de su resolución 62/9 del 20 de noviembre de 2007 y que el Coordinador continúe su trabajo para organizar, en colaboración con el Gobierno de Bielorrusia, la Federación Rusa y Ucrania, un estudio adicional  de las consecuencias sobre la salud, medioambientales y socio-económicas del desastre de Chernobyl, en coherencia con las recomendaciones del Forum Chernobyl, y para mejorar el suministro de información a las poblaciones locales.

12 Las “áreas contaminadas fueron definidas arbitrariamente por la antigua Unión Soviética como áreas en las que los niveles de cesio-137 en el suelo fueran mayores de 37 kilobecquerels por metro cuadrado.
13 Official Records of the General Assembly, Forty-third Session, Supplement No. 45 (A/43/45).
14 UNEP, Oficina para la Coordinación de Asustos Humanitarios del Secretario, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, el Comité Científico sobre los Efectos de la Radiación Atómica de Naciones Unidas, FAO, WHO, el Banco Mundial e IAEA.

domingo, 20 de marzo de 2011

Desastre nuclear, muertos y desaparecidos, memoria y periodismo

En Japón ha habido un gran terremoto seguido de un gran tsunami y una cadena de terremotos posteriores, que causaron una enorme lista de muertos y desaparecidos, una gran devastación y un fallo terrible e inadmisible de los sistemas de seguridad del complejo nuclear de Fukushima que ha puesto a Japón en jaque por la amenaza de contaminación radiactiva letal.


En los últimos días estoy observando que muchas de las informaciones que las cadenas de televisión y de radio españolas están dando puntualmente sobre la situación en Japón siguen un patrón común: 1) hay un desastre nuclear y les informamos sobre su status presente, 2) hay una enorme lista de muertos y desaparecidos y les informamos de su estado actual. En muchas de estas informaciones observo que ni siquiera se menciona una sola vez la palabra terremoto o la palabra tsunami


No puedo -ni quiero- poner en duda la buena voluntad de los informadores ni la de sus empresas periodísticas, pero me pregunto si estaremos asistiendo a un proceso semi-inconsciente de creación de una memoria colectiva sobre este terrible acontecimiento en la que el resumen -lo que quedará en nosotros cuando todo esto se haya acabado- será que al final del invierno de 2011 hubo en Japón un terrible desastre causado por la energía nuclear. Las hemerotecas, los análisis racionales, los estudios, etc. dirán que no, que lo que hubo fue lo que ahora hay, pero ¿qué quedará en nuestra memoria?


Cuando todo esto se acabe habrá que mantener un debate sereno sobre la energía nuclear -sobre la energía en general- y otro sobre la protección ante desastres naturales de dimensiones históricamente imprevisibles, pero quizá habría que abrir otro sobre el periodismo moderno. 

jueves, 3 de marzo de 2011

Cómo usar hojas de cálculo interactivas en una wiki educativa

Las hojas de cálculo pueden usarse, entre otras muchas cosas, para preparar simulaciones que permitan a los estudiantes visualizar conceptos de un modo práctico, observar dependencias de variables en procesos físicos o químicos, o experimentar con ecuaciones. Una cuestión importante es que los estudiantes puedan realizar las simulaciones durante todo el tiempo que necesiten y cuando les resulte conveniente. Las wikis (y en particular Wikispaces) permiten que los estudiantes ejerciten interactivamente en tiempo real con hojas de cálculo. A continuación describiré la forma más conveniente de hacerlo que he encontrado.

Primer pasoProgramar una hoja de cálculo con la simulación que se desee. Esto puede hacerse, p.ej. con Excel o con una aplicación similar. También existen aplicaciones web que permiten hacerlo on-line; entre ellas, me pareció especialmente interesante EditGrid, por su sencillez de uso, por su potencialidad (mayor que la de spreadsheets de Google Docs) y, sobre todo, porque permite el uso interactivo en wikis. También permite importar archivos de Excel; aunque no tiene todas sus funciones tiene muchísimas de ellas.

Segundo pasoEmbeber la hoja de cálculo en la wiki. Editamos la página de la wiki en la que se quiere embeber la hoja, en el lugar deseado insertamos un widget, elegimos Hoja de cálculo, entre las opciones que nos da elegimos EditGrid y eso nos abrirá una ventana en la que vamos a insertar un texto que se genera en EditGrid. Para generarlo, en ventana aparte entramos en EditGrid, editamos la hoja de cálculo de interés, pinchamos Publish, entre la lista del desplegable elegimos Widgets y luego Calculator...; en este momento se generará el texto que tenemos que pegar en la wiki. Conviene probar el tamaño adecuado por prueba y error, cambiando a mano los valores de los parámetros heigth width, p.ej. height:500px;width:130%.

Tercer pasoUso interactivo de la hoja de cálculo desde la wiki. En este momento, al visitar la wiki se ve la hoja de cálculo pero no se puede cambiar nada de ella. Si se pincha sobre el pulsable click to edit, ya se puede cambiar el contenido de las celdas y, por tanto, usarla interactivamente. Es aconsejable poner un aviso de ayuda en la página para que se pinche sobre el click to edit.


domingo, 30 de enero de 2011

Seminarios vs. Prácticas en Aula en la Facultad de Ciencias de la UAM: ¿Un caso aislado de incoherencia o un síntoma grave?



La Universidad Autónoma de Madrid clasificó las actividades docentes presenciales en 11 tipos (Consejo de Gobierno de 18 de abril de 2008). De ellos, el segundo y el tercero eran, respectivamente, Seminarios y Clases Prácticas en Aula. Definió Seminarios como Sesiones monográficas supervisadas por el profesorado con participación compartida (profesorado, estudiantes, expertos,…) en grupos no numerosos.” y Clases Prácticas en Aula como “Actividad[es] práctica[s] en aula orientada[s] a la aplicación de conocimientos a situaciones concretas. No requiere de los recursos específicos con los que cuentan los diferentes laboratorios docentes.”

A su vez, estableció los tamaños máximos de los grupos de estudiantes para estas actividades en 20 para los Seminarios y 40 para las Clases Prácticas en Aula.

La Facultad de Ciencias de la UAM programó Seminarios durante el curso 2009-10 en todos los Grados. Estos Seminarios programados venían a sustituir a las Clases de Problemas impartidas tradicionalmente en esta Facultad, si bien con dos diferencias fundamentales: 1) los grupos de Clase de Teoría se pasaban a dividir en subgrupos de Seminarios, los cuales dejaban de ser impartidos por el profesor de teoría cuando éste lo considerase pertinente y se impartirían por profesores específicos en horarios preestablecidos, y 2) las metodologías de impartición deberían renovarse en el sentido de fomentar drásticamente la participación de los estudiantes –de ahí que el profesorado pasase a ser visto como “supervisor”, que la participación se declarase “compartida” y que los grupos debieran ser “no numerosos”, hasta el punto de limitar a 20 el número máximo de estudiantes-. Los condicionantes –los reales y los imaginados- hicieron que en la práctica se programasen y se impartiesen Seminarios a grupos más numerosos de 20, en algunos casos mucho más numerosos, por lo que la realidad del curso 2009-10 era que el espíritu de la normativa de la UAM sobre números máximos de estudiantes en las actividades docentes no se estaba cumpliendo. Un espíritu que estaba (¿está?) marcado por la voluntad de renovar las metodologías docentes hacia la participación de los estudiantes.

Al curso siguiente, 2010-11, el presente curso, la misma Facultad de Ciencias volvió a programar las mismas actividades docentes que en 2009-10 llamó Seminarios, pero esta vez les cambió la denominación a Prácticas en Aula. Que las programadas eran las mismas actividades y no otras quedó probado por la perfecta correspondencia entre los horarios, subgrupos, e incluso profesores de 2009-10 y los de 2010-11; esta correspondencia llegó a ser idéntica en algunos casos. Y que las impartidas eran también las mismas actividades quedó demostrado por la evidencia del día a día vivido por profesores y estudiantes.

Si las actividades docentes son las mismas, ¿por qué cambiar su denominación de Seminarios a Prácticas en Aula? ¿Quizá porque de esta manera las actividades que no cumplían la normativa de máximos ahora la cumplen, dado que con la nueva denominación los subgrupos pueden llegar a ser de 40 en lugar de 20? Si es así, ¿en dónde queda la idea de renovar las metodologías docentes hacia la participación de los estudiantes? ¿No sería más acorde con esta idea seguir llamando Seminarios a esas actividades, aumentar el número de docentes que los imparten y mantener los subgrupos con números máximos de 20 estudiantes y, de esa manera, poder aumentar de verdad la participación de éstos?

La realidad, por tanto, es que se pasa a cumplir una normativa que se estaba incumpliendo sin cambiar realmente las acciones, sino cambiando exclusivamente el nombre de las mismas. Y no se trata de una normativa cualquiera, sino de una dirigida a que de una manera real se pueda renovar la metodología docente. Esta actitud es reveladora y produce desconfianza. Abre dudas sobre la voluntad de quien la tiene y sobre su autoridad intelectual para liderar un proceso de cambio metodológico docente de calado en la Universidad.

Lo grave es que la autoridad intelectual de nuestros líderes académicos es crítica en un momento crucial para la renovación de la práctica docente en la Universidad. En un momento así, los profesores y los estudiantes necesitamos confiar en nuestros líderes académicos. Necesitamos estar seguros de que saben lo que están haciendo, qué cambios necesita la Universidad y cómo se llega a ellos. De que merece la pena involucrarse en las acciones que nos piden -las cuales nos exigen un esfuerzo añadido y una derivación de nuestra dedicación a otras actividades universitarias- no porque nos vayan a reportar beneficios personales a corto plazo sino porque van a permitir mejorar drásticamente el estado de cosas en la Universidad. Sin esa confianza no nos entregaremos a lograr los cambios deseados y éstos se frustrarán, una vez más. Pero para que confiemos en nuestros líderes académicos hasta ese punto hace falta que su autoridad no derive exclusivamente de las elecciones sino que se base también en la solidez de sus actos posteriores a la elección, en su coherencia con las ideas generales aceptadas por todos, en que todos veamos que lo que se está haciendo nos lleva realmente en la dirección señalada. Limitarse a cambiar de nombre a los Seminarios y pasar a llamarlos Prácticas en Aula va justo en la dirección contraria a la señalada. Ahora la cuestión es: ¿es esto un caso aislado de incoherencia con la meta de cambio metodológico docente en la Universidad o es sólo un síntoma de una enfermedad mucho más grave?

lunes, 3 de enero de 2011

Apuntes de "Mater Dolorosa - La idea de España en el siglo XIX", de José Álvarez Junco

Estas navidades estoy leyendo Mater Dolorosa - La idea de España en el siglo XIX, de José Álvarez Junco, en la que analiza la génesis de los nacionalismos modernos, especialmente el español -o los españoles-, que me está interesando muchísimo. Me parece una obra muy recomendable para quienes sientan un interés especial por comprender el momento histórico que vivimos ahora mismo en España, aunque puede extenderse más allá.

La claridad de ideas y expositiva de José Álvarez Junco es realmente asombrosa, tanto en las fases de relato amplio justificado con detalle como en las fases de resumen y síntesis. Tal asombro comienza ya con la lectura del prólogo, que es por si mismo un prodigio. Este prólogo es una pequeña obra en si mismo y su lectura es totalmente aconsejable incluso si no se va a leer el ensayo general. Lo que yo quiero hacer aquí, ahora, es reproducir un pasaje que me ha parecido especialmente representativo, de gran lucidez, que aparece al comenzar elCapítulo IV Historia nacional y "memoria colectiva", dentro de su primer apartado, titulado El canon cultural del nacionalismo. Ahí va.

Comienza la cita.

[...] Se comprende que, a partir de ahí, [la segunda y definitiva derrota de Napoleón, tras la que el zar Alejandro I y el canciller austriaco Metternich, a la cabeza de una coalición de monarcas absolutos, se dispusieron a restaurar el Antiguo Régimen, mientras que los liberales seguían en la idea de crear un orden nuevo basado en las "naciones" ] se iniciara una etapa de frenética afirmación de identidades culturales, es decir, de construcción o invención de mitos, símbolos y discursos referidos a esas colectividades, las naciones, que para ser titulares de la soberanía política tenían que demostrar que eran los protagonistas de la historia y de toda la realidad política y social. Para que la opinión aceptara la nueva visión del mundo se hizo indispensable organizar todos los saberes, las referencias y los símbolos culturales en torno a las naciones. Fue una fase a la que los historiadores y científicos sociales dedicados a estudiar estos fenómenos llaman de "nacionalismo cultural". Hay coincidencia general en atribuir el protagonismo de esta etapa a élites intelectuales, dotadas de capacidad para crear y difundir discursos y símbolos culturales identificatorios; una vez completa la creación cultural, según una secuencia propuesta por Miroslav Hroch, esa identidad sirve de base para fundamentar un programa de demandas políticas; y en un tercer momento las exigencias políticas se expanden fuera de los círculos elitistas y se convierten en populares o masivos. Es entonces, explica Hroch, cuando se desarrollan plenamente lo que llamamos movimientos nacionalistas.

Tal sucesión de etapas, en realidad, sólo es propia de los nacionalismos no estatales, a los que en ocasiones se llama también periféricos secesionistas(state-seeking, "aspirantes a ser estatales", los denomina, con más propiedad, Charles Tilly). En cambio, en los nacionalismos estatales, o desarrollados al amparo de poderes políticos ya existentes (state-led nationalisms para Tilly), como fue el caso español, se comienza directamente por lo político, en paralelo a la fase cultural. Todo nacionalismo, e incluso toda acción colectiva de tipo movilizador, necesita delimitar a los componentes del grupo, marcar las líneas que lo separan de los elementos ajenos o foráneos. Pero los nacionalismos estatales inician esta tarea por la imposición de fronteras físicas por parte del Estado, que habitualmente terminan generando una conciencia de diferenciación cultural. En el caso español fue la monarquía la que marcó los primeros límites del grupo, al establecer unas fronteras con Francia y Portugal, a cuyos súbditos definió como "extranjeros" o "enemigos". En los nacionalismos no estatales, en cambio, la labor es más sutil y, en efecto, corre a cargo de élites intelectuales, que crean, construyen o inventan -descubren, según ellos- una serie de marcas culturales que actúan como fronteras. Durante mucho tiempo, estas marcas fueron ante todo lingüísticas o religiosas, aunque siempre complementadas con referencias históricas, es decir, con la evocación de una "memoria colectiva" de la colectividad en la que se acentuaban sus glorias y, sobre todo, los agravios -las derrotas militares, las humillaciones, la explotación económica, las matanzas y atrocidades- recibidos de esos extranjeros o vecinos a los que las élites movilizadoras tenían interés en presentar como rivales u opresores. En la segunda mitad del XIX y comienzos del XX, la definición del grupo en términos lingüísticos, religiosos e históricos tendió a completarse con planteamientos pseudocientíficos, que basaron la personalidad colectiva en unos rasgos biológicos que conferían un carácter racial distintivo -una superioridad- al grupo en cuestión. Desprestigiada toda referencia a las razas tras los horrores desvelados en 1945, y muy secularizadas ya las sociedades europea, en esta parte del mundo han tendido a volver a primar las justificaciones históricas y lingüísticas. 

Pero delimitar fronteras de exclusión e identificar enemigos no basta. Un grupo también necesita símbolos identificadores, o fronteras "de inclusión": lengua, formas de vestir, insignias, banderas, himnos, monumentos o lugares que representan la tradición nacional; todo un conjunto de elementos culturales que distinguen a los pertenecientes al yo colectivo en cuestión y les preparan para darse por aludidos cuando llegue la invocación movilizadora. También con este aspecto tiene algo que ver la historia, ya que esos símbolos suelen hacer referencia a un pasado ideal mitificado, a una edad de oro en la que el ideal comunitario y fraternal se realizó en su plenitud, y al que de algún modo se pretende retornar con el proyecto político "identitario". De ahí que los dirigentes nacionalistas no hablen de alcanzar, conseguir o imponer sus objetivos, sino de recuperar algo que en el pasado ya tuvieron, una situación ideal (la unidad, la independencia, la hegemonía) que un día fue suya y otro les fue ilegítimamente arrebatada.

Fin de cita.

No me resisto a finalizar este apunte, aunque no venga a cuento, con otra cita significativa, esta vez del resumen del periodo que siguió en España a la mal llamada guerra de la independencia (1808-1814) contra el ejército de Napoleón. De la memoria colectiva de estos hechos se borró, por ejemplo, la participación inglesa en esa guerra, se rebautizó al cabo de dos décadas de su finalización, y se mitificó como una guerra popular espontánea. He aquí la cita:

[...] Lo que realmente ocurriera, sin embargo, en definitiva no importa. Lo importante es lo que la gente creyó que había ocurrido. [...]